A Leonard Portier,
Líder Lakota,preso injustamente
En una cárcel de los Estados Unidos
1492 fue un año axial por varios motivos. Después de ocho siglos, los árabes fueron expulsados de España; Antonio de Nebrija escribió en dicho año, la primera gramática de la lenguas española y por supuesto, fue el año del (des) cubrimiento del nuevo mundo, el descubrimiento y conquista del continente americano.
Varios estudiosos, han mencionado que en la región de Mesoamérica habitaban un poco más de 190 pueblos originarios, poco tiempo después, estos se habían reducido considerablemente por efectos de la conquista. Los pueblos Inca, aztecas y mayas, fueron pueblos que tuvieron una gran influencia sobre los demás pueblos nativos.
El descubrimiento del nuevo mundo devino en un gran etnocidio; conquista, destrucción, muerte y saqueo de las riquezas, de los pueblos originarios. No solamente fueron los españoles los que saquearon las riquezas de dichos pueblos, también se sumaron a la fiebre del despojo los portugueses, franceses, ingleses, etc. Los españoles conquistaron y saquearon estás tierras en nombre de la espada y la cruz; de dios y los reyes católicos.
Después de la destrucción y muerte de los nativos, los conquistadores, tuvieron que importar del continente Africano, esclavos negros para trabajar en las minas o las grandes plantaciones. La conquista fue una monumental masacre y etnocidio en contra de los pueblos originarios y los pueblos del África.
A más de quinientos años de la conquista, el saqueo y la rapiña, podemos decir, parafraseando a Galileo Galilei que los rublos indígenas, a pesar de todo lo que han padecido; y sin embargo se mueven. De los años 80´s del siglo pasado ha estos años, estamos asistiendo ha la irrupción de un nuevo sujeto social en nuestra indoamericana: los pueblos originarios, han pasado de la resistencia a la organización y a la ofensiva en todo nuestro continente., en defensa de sus identidades y particularmente, de sus territorios América Latina empieza a tener un nuevo rostro y corazón producto de la lucha de dichos pueblos y un nuevo latido de nuestra madre tierra.
En 1992, 500 años después de la conquista y con los fastos del festejo por parte de las élites políticas, económicas, culturales e intelectuales, tanto de nuestro país, como de otros países que se agruparon en la cumbre iberoamericana, se conformó en nuestro país, el Comité 500 años de resistencia indígena, negra y popular que logró aglutinar a un nutrido y aguerrido grupo de organizaciones indígenas y populares y dieron una gran la lucha y batalla en contra de la celebración de los 500 años por parte de los gobiernos de México y España principalmente y empezaron ha poner sobre la mesa y la agenda pública, la discusión acerca de los derechos de los pueblos originarios.
Con la aparición pública del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en 1994, la lucha por el reconocimiento de los derechos sociales, políticos, económicos y culturales, se potenció aún más. Poco a poco, los pueblos indígenas, dejaban de ser meros objetos folclóricos, carne de cañón de acarreo para los mítines u objeto de estudio de antropólogos. Pasarón ha serS en sujetos sociales que reclamaban el reconocimiento a la diferencia social, cultural y lingüística y en lo particular, que se les reconociera como pueblos con un territorio y capacidad de autogobernarse.
Dichos planteamiento quedaron plasmados en los acuerdos de San Andrés Larràinzar, Chiapas; mismos que no han sido respetados por los diferentes gobiernos, tanto pristas como panistas.
En esos años, tanto en la ciudad de Puebla como en otras ciudades del interior del estado y del país, se llevaban a cabo, con gran bombo, platillo y derroche escenográfico, el supuesto día de la hispanidad. Tal celebración la llevaban a cabo las almas pías y nostálgicas de sus pasado hispánico . En estos actos participaban con fe y gran enjundia, las instituciones educativas privadas. Daba la impresión que para estas instituciones y prganizaciones, no hubo conquista si no descubrimiento y los españoles vinieron ha quitarnos lo pagano. Fue una conquista tersa, sin derramamiento de sangre y sin saqueo de la riquezas de dichos pueblos. Hasta ahora, la celebración la siguen realizando pero ya sin tanto despliegue y en forma discreta, para ellos sigue siendo el día de la hispanidad. No podemos olvidar que vivimos en una sacrosanta, leal, señorial y racista sociedad, que sabe muy bien disimular su desprecio por los indígenas de nuestra tierra. Un a sociedad esquizofrénica que se maravilla ante las zonas arqueológicas pero que no soporta ha los indígenas vivos. Vivimos en una sociedad en la cual no sólo existen clases sociales si no qué, como en la colonia, también está dividida en castas y en el último escalón de la pirámide, se encuentran los indígenas y entre ellos; los más pobres de los pobres; las mujeres de los pueblos originarios: tríplemente explotadas; por ser mujeres, indígenas y pobres.
Un paso importante en el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios del mundo, se dio en septiembre del 2007 al promulgarse la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas; sin embrago, tanto en nuestro país como en otras naciones de nuestro continente, la Declaración es letra muerta, ahí están los casos de los hermanos mapuches en Chile o los awàs en Perú por sólo poner dos ejemplos. Recientes.
En muchos de los países del continente, se está conformando un rico, diverso y fuerte, movimiento indígena: así tenemos a la Coordinadora andina de organizaciones indígenas, la Organización Nacional Indígena de Colombia; la Organización del pueblo Lafkenche, en Chile, la Concami en Perú o la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, por sólo mencionar algunas; en nuestro país podemos citar al Congreso Nacional Indígena. Ha iniciativa de los pueblos originarios que se reunieron en Puno, Perú en mayo pasado, éste 12 de octubre, da inicio la gran minga indígena, la grana marcha de los hermanos y hermanas del continente que hoy por hoy, están luchando por crear una sociedad y estados plurinacionales y de buen vivir ( Sumak Kawsay); esto es, basados en una nueva ética que parte del respete a la madre tierra, ha la Pacha Mama, misma que es vista solamente cómo mera mercancía por las empresas transnacionales y los ricos y poderosos del continente y el mundo.
Los pueblos originarios de nuestro continente se han puesto de pie y han empezado a caminar para construir un mundo en dónde quepan muchos mundos y darle un nuevo rostro a nuestro continente, el continente de la esperanza.
Seguramente que estos días, escucharemos o leeremos los discursos de políticos y funcionarios hablando de la gran deuda social que tenemos con los pueblos originarios, pero serán solamente eso, discursos huecos y vacíos. Mientras no se modifique la política asistencialista, paternalista e integracionista, nada o muy poco, cambiara la situación de miseria y pobreza en la que viven millones de compatriotas.
Gerardo Pérez Muñoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario